Las playas de Peñíscola se sitúan en alza sobre un tómbolo rocoso que las hace inexpugnables y altivas, dominando el Mediterráneo desde su promontorio de olas y sal. En el mismo se encuentra su casco viejo, del que sobresale el castillo del Papa Luna. El castillo y fortaleza, construido entre los siglos XIII y XV, protege la ciudad antigua. La costa se encuentra, por la existencia de este resalte rocoso, divida en dos regiones muy claras: las largas playas de arena que se prolongan hacia el norte; y las cada vez más agrestes y naturales playas y acantilados medios que encontramos hacia el sur, en la cercana sierra de Irta, un parque natural excepcional que constituye uno de los escasos reductos libres de la extendida urbanización en la costa. Sus fondos marinos, dominados por praderas de posidonia y el carácter natural del entorno bien merecen una excursión y baño en contacto con la naturaleza.

Playas de Peñíscola

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